Imagen extraída de devianart.com (Matthew Chan)
Si por mí fuera, nos mudábamos a Nunca Jamás.
No es una locura, verás, lo tengo todo pensado:
viviríamos en una casa del árbol, donde no
oyéramos más tráfico
que el de nuestros ojos colisionando,
que el de nuestros ojos colisionando,
seríamos eternos de corazón.
Tú podrías ser Peter Pan, el bueno, el malo;
o un niño perdido, que baila alrededor de una
hoguera.
Si quieres puedes ser el desafío de
acariciarme con un garfio por mano,
que hará honor a tu nombre, o ser la isla
calavera
de mi subconsciente.
Yo, si quisieras, podría ser tu segunda
estrella a la derecha,
tu sextante, tu navío, tu polvo de hadas o tu sirena preferida.
Podría ser Campanilla vestida de verde, ¿te
imaginas? ¡tu color favorito!
claro que por verde también podría ser el
cocodrilo, ya sabes,
por aquello que dices que tengo unos ojos
fulminantes, color adrenalina.
Tengo muchas ideas, ya lo has visto,
lástima que Nunca Jamás nos esté vetado por mayores.
lástima que Nunca Jamás nos esté vetado por mayores.
Quizás podamos crear nuestro propio mundo, uno donde la inocencia
no dependa de cuánto hemos crecido, allí donde
el amor
sea lo más inocente que llevemos dentro.
Aunque, bien mirado, quizás ya exista
y podamos llegar a él a través de uno de esos choques
en los que las miradas no son accidentes, sino obviedades versadas a gritos.
y podamos llegar a él a través de uno de esos choques
en los que las miradas no son accidentes, sino obviedades versadas a gritos.
Puede, incluso, que ya hayamos estado
en ese lugar otras veces, y que el limbo
de nuestra memoria sea la utopía que otros andaron buscando.
de nuestra memoria sea la utopía que otros andaron buscando.