El arte de arriesgarse

Imagen extraída del wordpress El Principio de un Comienzo (David Asensio)

En la vida me han dicho muchas cosas, pero lo cierto es que nunca me las he creído del todo. He preferido comprobarlas por mí misma, siempre a base de ensayo y error. Y con el amor no iba a hacer una excepción. Lo he puesto a prueba durante seis años: lo he estresado, ahogado, le he dado tiempo. Lo he matado tres veces, lo he revivido cuatro. A veces, incluso, he querido pisotearlo, otras sentirlo y otras sencillamente disfrutarlo. Puedo deciros que no se ha roto, ni partido. Tampoco ha explotado. El corazón, claro, sí que tiene un par o tres de heridas de guerra, pero el amor, que es lo que nos ocupa, sigue de una misma pieza.

El amor es un cortocircuito perfecto de neuronas que eligen siempre lo más complicado. Dicen "vaya, ese sí parece un buen algoritmo". Y ya está. Te arañan el corazón y se suicidan. Y si quieres volver a funcionar es cosa tuya. Lo cierto es que es apasionante. Será cuestión de ciencia - de la que no entiendo -, pero es como si el mundo, o tú, o ambos hubierais cambiado de gafas, u os hubierais vuelto más ciegos. Es algo así como una descarga, como un desfibrilador que o bien te revive o bien te mata. Un constante desafío de pensamientos que vagan en una nebulosa a la que me gusta llamar triángulo de las bermudas, por aquello de perderse en el caos más desordenado y bonito que existe.

El amor es tantas cosas... Es el inicio, los fracasos, las dudas. Es incongruencia, estupidez, locura, desenfreno. Partirse por dentro. O deseo. Es dolor, incluso. Es tolerancia y respeto. Pasión, momentos, lecturas en común, afición a los videojuegos. Siempre he considerado que de lo que viene siendo el amor, sé poco; y de amar, muchísimo menos, pero sé lo que necesito saber, y es que lo único que puede matar a un amor de estas dimensiones no es la distancia, ni si quiera el tiempo. Somos nosotros: las personas y nuestro miedo a dejarnos solos durante tanto tiempo. Es la desconfianza la que mata, y lo hace tanto a distancia como viviendo en el mismo pueblo.

Opté, no. Optamos por arriesgar a doble o nada un amor de larga trayectoria. Irme diez meses a montarme la vida en otro lado suponía conocer a otras personas, despegarme un poco de la vida fácil, del cuento de hadas o de la burbuja de comodidad. Os aseguro que una historia es bonita cuando se tiene suficiente confianza como para hacer locuras como esta. Vivir fuera de casa no sólo suponía un reto, suponía también un sueño. Un sueño que esa persona me animó a cumplir desde el minuto cero, quizás más asustado que yo - que era la que me iba -.

Siempre se ha dicho que la distancia mata al amor, que es algo así como el demonio de los corazones. Que se los traga enteros y sólo deja los huesos de lo que fueron. Nosotros decidimos ser escépticos, y creer en los cimientos que otros habían tachado de ser imposibles, débiles. De mala combinación. Cuando pasa el tiempo uno se da cuenta de que el soplo de esas palabras no le hace ni cosquillas a la confianza. Convenimos en la idea de que el amor no es ideal, y que quien pretendiera vivir en el idealismo sería sólo un cobarde con miedo a descubrir una belleza más grande. Recordamos que lo nuestro sólo salió bien cuando dejamos de tener miedo a arriesgarnos, así que nos volvimos locos y yo me fui de viaje.

Diez meses han pasado ya y, ¿qué queréis que os diga? Ha resultado ser el mejor de los experimentos. Mezclamos en un vaso de precipitados la añoranza y el miedo. Con una probeta, vertimos el amor y lo hicimos arder a límites insospechados. A veces, he de admitirlo, nos quemamos. Vaya que si nos quemamos. Pero, ¿quién no se quema cuando juega con fuego? El dolor sólo es otra expresión del amor. Una expresión en tercer grado. Lo importante es que al fin lo hemos determinado: al amor nada le ha cortado el paso. Que no os engañen. La distancia no es un impedimento, lo son las personas. Aquí sí que no hay engaño. Y si no me creéis, bueno... siempre estáis a tiempo de comprobarlo.

14 comentarios:

  1. Lo que está condenado al fracaso fracasa igual aquí que a 10.000 km de distancia. Y por supuesto, la distancia es una excusa como cualquier otra, aunque también hay que reconocerlo, es una excusa de mucho peso.

    También depende de la forma de llevar las relaciones, no se le puede exigir a alguien que te espere ni tampoco te lo pueden exigir a ti. Se espera porque se quiere, no porque se exija y si alguien espera es porque merece la pena.

    Tener miedo a separarse porque todo se puede romper es absurdo, tan absurdo como tratar de vaciar el mar a cucharadas, no se puede evitar lo inevitable y quien tenga un miedo atroz a ello y se dedique a atar a otros para que no vuelen sólo va a tener un destino: la ruptura.

    Todo depende de la etapa vital que se viva y del punto en que esté cada uno. A veces sale bien, como tu caso, y a veces sale mal, como la mayoría de casos que conozco, pero en esos apostaría a que hubiera salido mal incluso no marchándose ninguno.

    A mi la distancia nunca me ha salido bien, pero tampoco la cercanía. Será que me hicieron de otra pasta ;-)

    Un abrazo.

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    1. Estoy de acuerdo contigo punto por punto, Oski. Totalmente de acuerdo.

      Uno no puede amarrar a alguien, y ese uno tampoco tiene que esperar al otro necesariamente. Creo que se trata de querer o no querer adaptarse. A veces funciona y a veces no.

      Considero esta experiencia como el gato de Schrödinger: mientras la caja esté cerrada el gato está a la vez vivo que muerto. Atreverse a destapar la caja es arriesgarse mucho, pero en algún momento habrá que hacerlo. De lo contrario viviríamos un engaño.

      Me gusta que hayas reflexionado tanto sobre la entrada. Es bonito darse cuenta de que los textos no son sólo leídos, sino que hay personas detrás que les dan forma a través de sus puntos de vista.

      Una vez más, gracias por estar siempre aquí.

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  2. buf.... me siento súper identificada.
    Y por eso.. saco algunas conclusiones:
    El amor, aún con sus pequeñas agonías, merece la pena vivirse.
    Cuando veo que lo que quiero que pase no depende de mí... y la impotencia y el miedo
    me come por dentro... respiro, y disfruto de esas pequeñas cosas de las cuales
    no hacía caso. Porque me cegaba.
    Quedarse con lo bueno... como bien dices tú, aprender de los errores. Así es.
    Aunque hoy por hoy, pase lo que pase, me siento afortunada de poder haber sentido...
    esa sensación. Esa dulce pero amarga sensación.

    Un beso! Me encanta el post..!

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    1. Muchas gracias por el comentario, Paula. Y por tus impresiones. Me alegra muchísimo que te haya gustado el texto y que te sientas tan identificada.

      ¡No sabes lo mucho que me alegra ver que vuelves a las andadas! Derrochas poesía por los cuatro costados.

      ¡Te mando un abrazo muy grande!

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  3. Yo siempre he pensado que el problema de la distancia está en los motivos que te llevan a huir. Cuando alguién se marcha a otra ciudad con la idea de crecer, puede seguir manteniendo ese amor en cualquier parte del mundo, a pesar de los kilómetros. Pero cuando alguién se marcha para ser otro, o para cambiar...

    Me alegro de que seas la bandera de esas excepciones (siempre es bueno tener ejemplos)

    Cuídate.

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    1. Creo que la clave de todo esto está en lo que comentas: siempre se habla de la distancia como un pretexto para excusar la ruptura. Sin embargo, hay otras clases de viajes que sirven para mejorar, tanto académica como personalmente.

      Me alegra haber conseguido que vieras la distancia de una forma diferente. Muchísimas gracias por tu comentario.

      ¡Te mando un abrazo, Guevara!

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  4. Tienes toda la razón, si se confía en la otra persona, y se la quiere a pesar de los kilómetros, la distancia no es un elemento importante.
    El problema viene cuando alguna de las dos personas se distancia, pero para ello no es necesario que haya tierra y mar de por medio.

    ¡Un abrazo!

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    1. Exactamente, Nuria. Me alegra que hayas reflexionado sobre ello. Al fin y al cabo la distancia no es un impedimento. :)

      ¡Un abrazo muy grande!

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  5. Las personas somos totalmente absurdas. Nos complicamos y estropeamos todo lo bonito que nos regalan. No nos entiendo, no me entiendo, y de verdad que me encantaría saber verlo así de bien cuando realmente es importante.

    Un beso, precioso texto.

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    1. Es cierto, pero no olvides que eso va a voluntad. Es bonito ver la parte positiva de las cosas, no siempre una despedida es mala: a veces es para crecer y querer todavía más cuando vuelvas.

      Te envío un abrazo, Lucía. Gracias por leer :)

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  6. Siempre dije que era incapaz de describir el amor, y llegas tú y superas mis 'peros', mis quejas y mis intentos. No solo me has sorprendido, si no que te admiro. Antes lo hacía, pero ahora mucho más. Has conseguido plasmar todo lo que yo nunca supe y has conseguido llegar a una definición concreta y abierta a opiniones sobre el amor. Y para mí, exacta. Porque tienes razón, los imposibles solo existen si nosotros nos negamos a intentarlo.
    Quería que supieras que el comentario que me has dejado hace poco me acaba de alegrar el día y que estudiaré psicología de mejor humor. Tengo suerte de poder compaginar mi asignatura favorita con uno de mis blogs favoritos. Suerte de leerte. Gracias. Un placer leerte y que me leas. Un abrazo.
    Corriendo detrás del verano en http://albordedetucama.blogspot.com.es/
    Ven y ayúdame a alcanzarlo.
    M.

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    1. Esta vez con agradecértelo no basta. ¡Acabas de renovarme las fuerzas por una semana entera (o dos, o tres)! De verdad, me alegra que te haya gustado tanto y te agradezco muchísimo tu apoyo. Sabes que a mí también me encanta leerte.

      Nos vamos hablando, Mária.
      ¡Un abrazo enorme!

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  7. La verdad es que existe tan y tal cantidad de tipos de amor, que llegar a un equilibrio definitivo (que lo defina) es algo improbable... Lo que se puede es vivirlo de manera sencilla. Para eso, primero uno tiene que saber "de verdad" qué es lo que lo hace feliz. Y ahí es donde se enmaraña la madeja... Porque también interviene lo del otro. O de los otros...

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    1. Estás en lo cierto, Vagamundo. En esta entrada he dado una de las múltiples formas de pensar en el amor; como es lógico, hay tantas definiciones como personas han pasado por este mundo, y creo que esa es la verdadera belleza.

      Un abrazo y gracias por tu comentario.

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