Rumbo a las estrellas

Imagen extraída del blog Las mejores canciones (Javier Barba Garzón)
Para alcanzar las estrellas hace falta el punto de vista adecuado, la dosis exacta de apoyo, y los gramos convenientes de complicidad. Saludar al cielo desde el suelo es sencillo, rápido e indoloro. Es simplemente una forma de entender que aquello que está ahí seguirá tan lejos como siempre, y tú te lo seguirás mirando desde la lejanía. Pero hay que tener en cuenta que existen otros focos que sí nos permiten alcanzarlas, aunque el método ya deja de ser seguro y exacto.

Lo primero que tienes que hacer es marcarte un destino, allí, en las estrellas. Después, hay que dar un pequeño salto, hacer que los pies dejen de tocar el suelo por un instante y, al volver a pisarlo, querer dejar de tocarlo de nuevo: querer volver a saltar. Con esa fuerza del primer salto, nada más tocar el suelo hay que volver a saltar, ahora con más ganas. Cada vez disfrutarás más esos segundos entre el cielo y el suelo.

Como bien sabes, lo importante no es que saltes más o menos, o que dure más el salto. Ni si quiera es importante que saltes con los pies juntos. Tú sabes que no se puede, y que por más que sigas saltando no llegarás a las estrellas; porque es físicamente imposible. Pero voy a desvelarte un pequeño secreto: para lograrlo lo importante no es el salto, sino los segundos en los que tu ilusión te dice que estás cerca de conseguirlo. La magia que hay en ti hará el resto.

1 comentario:

  1. Que bonito este texto... Hacía días q tenía pendiente pasarme por tu blog, para recorrer tus letras nuevas, pero últimamte parece que el tiempo se escapa aún más deprisa entre mis dedos...

    Esta noche, cuando el sol ya haya caído, y vuelva a casa del trabajo con la mochila llena de sueños y el bolsillo escaso de futuro, haré este salto para intentar tocar, aunque sea rozar las estrellas del cielo!

    Una abraçada!!

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