Imagen extraída del wordpress Fannygemwong's Blog (Walter Faila) |
Dicen que la vieron pasear sola, que las luces se apagaban conforme ella pasaba. Su pelo jugaba con el viento, y la oscuridad de la noche escondía el brillo que aún había en sus ojos grises. Ella era la mujer para muchos, menos para él. Él la detestaba, sus ojos la despreciaban cuando estaban a solas.
Aquel ángel de corazón anulado y felicidad inexistente no tenía alas, se las habían arrancado, le habían borrado toda razón de sonreír por ningún motivo, y la habían estado torturando más de cien noches con la misma escena metida en la cabeza. No la dejaban descansar.
Ella nunca dijo ‘no’, y ese fue su problema. Siempre asintió, nunca se quejó de ser menos, ni si quiera de que la pusieran por debajo de lo que ella merecía. Deseaba un trato digno, un cariño acorde con su buen corazón… pero al parecer no llegó nunca. Aún así, ella siguió esperando que la amara por lo que era, que la quisiera cuidar por ser diferente; pero él… bueno, digamos que no cumplió su palabra. Se dejó llevar por el miedo a que ella quisiera liberarse, o quizás simplemente se dejó envenenar por la desconfianza que le tenía, aunque ella hubiera permanecido junto a él por mucho, muchísimo tiempo. Ella lo quería más que a nadie, deseaba pensar que sus actos jamás la volverían a asustar. Se equivocó…
Y ahora la gente que la ve siente escalofríos, la ven pasear como alma en pena, perdiéndose entra la noche mientras se deja acariciar por la luna. Su cuerpo ya no tiene vida, está demasiado castigado como para seguir andando por iniciativa propia. Podría decirse que anda por andar, y que tampoco sabe hacia donde va. Se limita a salir por la noche, en silencio; sin que nadie la escuche, sin que nadie la piense. La ven pasar y alumbra un poco, el poco corazón que le queda sigue siendo bueno, o por lo menos ella se esfuerza para que siga siendo así. Al parecer la luz no dura mucho, solo le alumbra un poco el camino para que sepa por donde ha pasado, y por donde no tiene que volver a pasar.
Sentado en este banco poco puedo apreciar su rostro, pero sin duda sus ojos clavados en la nada y sus brazos colgando mientras la veo pasar dan un aspecto tan poco humano que asusta. Ella ha muerto, pero su corazón la mantiene con vida.
Verdaderamente es un ángel, y aún con tal aspecto es una de las mujeres más bonitas que he visto. Me ha sonreído, y su luz me ha alumbrado. Ahora vuelve a mirar al frente, y procura no desviarse del camino. Nunca se ha quejado de las injusticias que ha sufrido, y siempre ha sido culpable por no saber decir ‘no’ cuando debía. Sigue sufriendo, pero a su cuerpo ya le da igual. Llora por llorar, la he visto; porque ya no sabe si lo hace por terror o por vergüenza.
Tiene miedo, lo he notado en cuanto me ha mirado. Su sonrisa… su sonrisa era preciosa, aunque solo era un reflejo de su corazón; en realidad no estaba sonriendo, solo lloraba.
Volveré a esperarla aquí mañana, quiero verla pasar. Ella no puede ser encerrada, pero necesita que alguien le de calor, cariño. Que alguien le diga que es preciosa.
Lo haré yo…